Como parte de su histórica e incansable lucha en defensa del agua y el territorio y las amenazas permanentes en contra de su forma de vida, la comunidad de Mocondino, en el municipio de Pasto, viene defendiendo desde hace varias décadas las zonas de conservación de las Quebradas La Toma y El Mandural, las aguas de estas quebradas y las acequias, de la contaminación, privatización y los impactos negativos en las zonas de reservas causados por particulares.

Actualmente parte de estos perjuicios están siendo causados por el señor Juan Guillermo Bastidas Cabillas, quien en los últimos años se ha valido de su poder económico para adquirir y acumular tierras en la parte alta del pueblo y quien ha quemado, talado y construido viviendas y establos. Estas instalaciones vierten sus aguas residuales sin ningún tipo de tratamiento a la fuente que aguas abajo ha sido tradicionalmente utilizada para usos múltiples por parte de los habitantes de Mocondino, violando a todas luces la normatividad ambiental, y anteponiendo los usos individuales sobre los comunitarios.

La privatización del agua por contaminación causada por el señor Bastidas Cabillas, así como el desvío para su beneficio particular de parte de los caudales de las quebradas La Toma y Mandural, situaciones que han sido oportunamente denunciadas ante las autoridades competentes por el Cabildo Indígena de Mocondino, sin que a la fecha se tomen las medidas y sanciones del caso, ha causado serios perjuicios a la comunidad de Mocondino, en especial para las familias que dependen para su susbsistencia de la cría de ganado destinado a la producción de leche, debido a las enfermedades e incluso la muerte de sus animales por el consumo de agua contaminada.

Para solventar parte de esta situación desde hace cinco años un grupo de familias campesinas e indígenas de Mocondino y Puerres decidieron conformar la Asociación Agropecuaria La Toma, la cual, con el apoyo del Cabildo, y después de varios esfuerzos como la elaboración de rifas, la venta de sancochos y la realización de mingas, inició en 2022 la construcción de un reservorio para la dotación de agua para abrevaderos de ganado; proyecto que ha recibido también el apoyo de la Fundación Suyusama y la Secretaria de Agricultura de la Alcaldía de Pasto.

Sin embargo, a pocas semanas de dar por terminada la obra los miembros de la Asociación recibieron la noticia de que el señor Bastidas Cabillas había instaurado una querella contra el Cabildo y la Alcaldía de Pasto con el supuesto argumento de que quedaría sin agua por la construcción del reservorio. Además, no bastando con lo anterior, solicitó a Corponariño una concesión de la misma agua que será utilizada por la Asociación Agropecuaria La Toma para abastecer el reservorio.

Sabemos que todo esto solo es una muestra del interés y la ambición desmedida de personas foráneas que llegan a desarmonizar los territorios rurales, que no comprenden las lógicas comunitarias que allí prevalecen, basadas en la solidaridad y reciprocidad que, entre otras cosas, han determinado los usos diversos y la gestión comunitaria de las aguas.

Sabemos también que esta situación no puede desligarse de la problemática que viene afrontando en las últimas décadas el corregimiento de Mocondino por la urbanización desmedida y descontrolada, fenómeno que ha puesto como supuesta disyuntiva el uso del agua para fines humano y doméstico o para actividades agropecuarias, como si para quienes habitan en esta y otras comunidades de la ruralidad colombiana el uso del agua pudiera jerarquizarse sin entender que tanto seres humanos como plantas y animales necesitan de este vital líquido.

Gracias al apoyo del Instituto Andino de Artes Populares y la Asociación para el Desarrollo Campesino, y de organizaciones como la Unión de Juntas de Acueductos Comunitarios del municipio de Pasto, el Cabildo de Mocondino y la Red Nacional de Acueductos Comunitarios el caso de Mocondino ha sido puesto de manifiesto en el informe país sobre vulneración a la gestión comunitaria del agua.

Bajo este panorama, desde la Red Nacional de Acueductos Comunitarios de Colombia reiteramos nuestra solidaridad con la comunidad de Mocondino y el Cabildo Indígena la cual ha sido una organización compañera de nuestro proceso en defensa de la gestión comunitaria de las múltiples aguas que fluyen en los territorios rurales y suburbanos de Colombia. Exigimos a las autoridades competentes que se tomen medidas en nombre de la justicia y el beneficio común en el caso concreto denunciado aquí, así como también se cumplan los diversos fallos que han amparado a la comunidad indígena de Mocondino con el derecho a la consulta previa por proyectos y medidas que afectan su territorio y su vida comunitaria, tales como la sentencia 16187-2016 de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia. También exigimos se tomen acciones contundentes por parte de la Alcaldía de Pasto por la presión a la que se ve sometida de forma cada vez más apabullante la comunidad de Mocondino producto de la urbanización descontrolada.